Salir de verdad
Sigo leyendo Stonewall, aprendiendo de la verdadera militancia, del verdadero luchar por tus derechos.
Y ayer me planteé la lucha que supone salir del armario. Mítica expresión hoy en día, mítica pregunta, mítico tema de conversación. Prácticamente ha perdido su significado y su acto militante, esa bofetada en la cara a la sociedad heterofalocrática en la que vivimos.
Se ha convertido en un mero hecho informativo, algo que casi casi podría salir en el Mensajero de San Antonio. Soy gay es una frase que hoy casi se espera de ti. Antigua es aquella que no la dice al cabo de día. Hasta los neoheteros (mal llamados metrosexuales) serían capazes de decirla para ser mas modernas todavia.
Como bien me dijo una vez un ex-jefe mío, lo realmente valiente, sería salir del armario a través de una carta en el Tebeo del AltoAragón. Eso es militar, eso es echarle
Eso si que es un grito en mitad de las grises páginas de nuestro boletín informativo diario.
Y es que salir del armario no solo son las risas ni el petardeo, tambien es el luchar, el hacerte oir y el que se sepa lo que exiges y necesitas.
Que no todo es casarse ni adoptar, también es educar a tus vecin@s, a l@s habituales de los Porches, a las gentes del populacho, no a que te acepten, sino a que no les llames la atención, que te comenten/critiquen por casi cualquier otra cosa antes que por lo que hagas o dejes de hacer en la cama.
Un lucha diaria
Un sinvivir diario, oiga
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